En esta fecha tan receptiva para muchas personas, comparto estos poemas, escritos en 1999, como parte de un libro dedicado a las personas (familia, amigos, y otr@s) que compartieron parte de su vida y son parte de esa experiencia humana, aunque ya no en este mundo físico, existen en nuestra memoria.
“OBRA BLANCA “ (1999) (SELECCIÓN POEMAS)
[CEREMONIAS]
El sol baja sonámbulo
Con su aparatoso cuerpo que todo lo enciende
Deja la chispa de su origen en el océano
Y en la profundidad se reproduce la memoria
Y un arco iris de Saturno se sumerge
Buscando el calor, la fuerza latente
Que aún sobrevive
Entre las rocas y piedras más dormidas.
La vida se lleva la vida
La muerte solo trae su presencia.
Cuántas constelaciones desconoce el murciélago helado
Y sin embargo, viaja por ellas,
Entre sus selvas desnudas y lloradas
Por la sangre y por el metal.
Cuántas constelaciones…
¡cuántas!
La vida se lleva la vida
La muerte sólo trae su presencia.
[UN DIA EN LA VIDA]
¡No ha muerto! He dicho océano
No la oyes todavía…
Parece tan cercana y mía
No lleva cruces atadas a las pupilas.
No me hagas preguntas, repite,
Estoy aquí.
Decime qué salió de bueno en los periódicos
Este lunes que no estuve
Y fundidos en nuestros brazos
Los dátiles cuajaron su numen.
Espera, sin decirle nada
La miel se esmera profunda
Entre tus dedos.
El camino sigue cerrando nocturnas direcciones
Los niños encendiendo el fósforo de la espuma.
Y sin poder evitarlo
El color de las frutas se enfría
Y la ceniza las cubre
Los niños ya no bailan más
Ahora caminan hacia sus casas llorando.
[AÚN]
Aún eres la gota poderosa
Que forma y crea los caminos
Incides en la aurora, en los témpanos,
Tú eres clara y verde
A la misma hora:
En el destello de la avellana
En la pulpa fresca d ela mora.
Desde que ya no estás
Tu fuerza se ha multiplicado
El mar suena, calla, llora
El árbol dobla su tronco, cruje y aflora.
[NEVADA DEL POLEN]
Nevada del polen
Hurtando las huellas de la escarcha
Antes de que aparezca el sol
Sobre el mundo
Como una señal de otoño
Agredida por el acero
Llevando el peso de la noche
Desgarraste la espuma.
Y en una piedra submarina
Espero el deslave de tus anclas blancas.
Pasa el día.
Tú.
La que venía
En los pañuelos de la niebla.
Arena polar encendida.
Flotaban tus manos pálidas e infinitas
Abiertas
Como un océano en mis ojos.
[GEOLOGÍA]
Conocí la tierra
Donde el cuarzo era un fruto
Que se comía la oscuridad a medianoche,
Conocí al geólogo que los clasificaba
En su mapa de materiales.
Este es el dominio
De los cristales, ambos veíamos la roca:
Yo recordaba los golpes fundamentales del Universo
Y él creaba la fórmula del misterio.
¿tú sabes en qué ángulo la luz permanece blanca?
Recuerdo a Dios fundiendo los ejes
De la caída de este mineral
Con un rayo de fuerza
Que estremeció su forma profunda.
En la noche, doblegada
La luz a través de mis ojos se separa
La flor magnética
Susceptible al océano y la arena,
Resina marchita en la luminiscencia
Llevo una huella fina
Y es ultravioleta
Conocí tu nombre
Perforando en la temperatura de la marea.
[SIN TI]
Sin ti –esta línea-
No tiene razón, ni causa, ni sentido.
Sólo son palabras
Deshojando sonidos y manos.
En una palabra
La flor cae de frío
Y yo, el trágico despierto en la noche,
El que si pudiera morderse los ojos
Como lo hace el río o la piedra
Quedaría ensangrentado de claridad
O de sólidas chispas diseminadas.
Pero no puedo morder
Ni mi lengua
Que es una entraña púrpura
Sin ti –una línea más-
La sucesiva inercia
De un camino vertiginoso
Hacia la nada.
Y no son las huellas de mi loca dentadura
Las que hallaron nido en tus senos.
Yo sentí su suerte y su ternura
Pero ya no más
Ahora son las rosas raídas de la espuma.
[LOS HERREROS]
A Pedro, mi hermano y a Rafael Marroquín
Entre los herreros, soldadores del día
Y los elementos que cubre el crepúsculo
De cristales eléctricos y calores.
El cielo deshace su cuerpo de lámina.
A mi lado, con óxido del alba
Los herreros se transforman
En forjadores de la niebla y de la espuma
Cerca del fuego.
Desgastando sus dedos
Fundidos en la tierra del aluminio.
Amigos del metal que duerme largamente,
En la única entraña susceptible
De la medianoche.
No vamos solos a la aurora.
El mar clava sus dientes de cobre
En la noche, y la medida
Hecha desde nuestras manos
Evoluciona en la fricción del martillo y la sierra.
[APOLOGÍA DE UNA VOZ]
Caída sin ojos
Sin oídos. Desnuda
Desde la cima
De los acordes del aire
Y temblorosa luz
Congelada de manos
Este día de ritmo.
No hay nube, no la hay.
Que se enrede
Lentamente en tus labios
Y desde ella emerja
El metal más sordo de la tierra.
Una gota errante
Estalla sulfúrica en el vidrio
De tus huesos.
La nieve en tus falanges
Endurece
La cruz de tus movimientos.
Detenido de silencio.
[ MURCIELAGO SAGRADO]
Ácida luz
Naciendo en tu cabello
Mitad seda de carbón
Mitad aguijones incendiados.
En tu columna
Inicia el camino
Hacia ese nudo
De perfumes oscuros.
En el centro de las hebras
Tu beso. Sal perdida
En el filo del fuego.
Ingreso en la ola interminable
De tu tormenta sedosa.
La noche se peina
En la intimidad de tus oídos.
Tu cabello
Es un murciélago sagrado.
Respiro su dinamita seca.
Explosiva mortal
Cofre de cristal para los cometas.
Menos largo tu pelo no sería luminoso.
Atado al viento me consume.
Beso el desborde sucesivo de su abundancia
Fértil territorio céreo.
Te viste cuando estás desnuda
¿qué lo hace un huracán venéreo?
Soplo sonámbulo de acero.
Guatemala, 1999.
(fotos: Cementerio General de Ciudad Guatemala 31.10.2010 [utrillo])
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